domingo, 21 de junio de 2015

EL MITO DE ORFEO Y EURÍDICE

EL MITO DE ORFEO Y EURÍDICE

   Orfeo, poseedor del don de la música y la poesís, era hijo de Apolo y la musa Calíope. Convirtió en su esposa a una ninfa de los valles de Tracia, Eurídice, de la que estaba perdidamente enamorado; sin embargo, la felicidad de la pareja no duró mucho, ya que un día, intentando huir de Aristeo (también hijo de Apolo), la muchacha pisó una serpiente venenosa y murió. Otras versiones cuentan que este incidente sucedió simplemente cuando paseaba con su amado. Sea como sea, la pena y la desesperación invadieron de tal manera al esposo que comenzó a entonar unas canciones tristes y llenas de dolor junto al río Estrimión, hasta que, apiadados, todos los dioses y ninfas le animaron a descender al Inframundo para intentar rescatar a Eurídice de la muerte. Su prodigioso don musical le permitió sortear infinidad de peligros en el camino porque conseguía calmar y conmover a cuantos demonios y tormentos encontraba a su paso.
   Una vez llegado ante Hades y Perséfone, reyes del Inframundo, gracias a su música consiguió convencerlos de dar a Eurídice una segunda oportunidad para que pudiera retornar a la vida. Solo pusieron una condición aparentemente sencilla. Orfeo no podría volverse a mirar a su esposa hasta que alcanzaran completamente el mundo de los vivos y los rayos del sol cubrieran totalmente el cuerpo de la muchacha. Pero...¡Ay! no contaban con las ansias de un hombre enamorado...El camino de regreso fue largo y tortuoso. Orfeo siempre miraba al frente, conteniendo las ganas de girarse y mirar el rostro que tanto quería.
   Ya en la superficie, confiado y creyendo que la condición de Hades ya había sido cumplida, volvió ansioso la cabeza sin caer en la cuenta de que un pie de Eurídice aún permanecía en la sombra. En ese momento, la muchacha se desvaneció en el aire ante los ojos de su enamorado. (El paralelismo con la parábola del Génesis sobre la desobediencia de la mujer de Lot es evidente. Esta se convirtió en estatua de sal al volverse a mirar la destrucción de Sodoma y Gomorra ordenada por Dios).
   Roto por el dolor, Orfeo se retiró para siempre a un monte sin más compañía que su lira y las fieras que se acercaban a oir sus lamentos musicales. Según Ovidio, en esos montes fue visto por las Bacantes tracias, que al ser rechazadas por él, lo despedazaron y repartieron sus miembros. Otras versiones hay, pero me quedo con esta, ya que el alma del atormentado joven acabaría encontrándose por fin en el Inframundo con su amada y, desde ese momento, ya serían inseparables.

ORFEO Y EURÍDICE SALIENDO DE LOS INFIERNOS (1893). AUGUSTE RODIN (1840-1917). Mármol. 127cm. Museo Metropolitano de Nueva York

   El genial escultor francés nos presenta a Orfeo cargando con una desfallecida Eurídice. Los amantes surgen de un bloque de piedra, provocando interesantes claroscuros. Ambos están desnudos. Mientras Eurídice aparece en posición lánguida, tocando con la mano derecha a Orfeo y sus piernas permanecen incrustadas en la roca, el hombre se tapa la cara con la mano izquierda en un gesto atormentado y sus extremidades inferiores reflejan esa tensión con una posición de contraposto.
   Rodin puede ser considerado el artífice de la edad moderna de la escultura. Su máximo interés estaba en resaltar el sentimiento, por eso su atención no se centraba en conseguir proporciones anatónicamente lógicas y perfectas, si no en conmover. Este es un maravilloso ejemplo.

 
          

martes, 9 de junio de 2015

LA MASACRE DE LÍDICE (REPÚBLICA CHECA) 9 de junio de 1942




El 27 de Mayo de 1942, el oficial nazi Reinhard Heydrich fue atacado por soldados checos entrenados por los británico, muriendo a causa de las heridas ocho días después.
EEl 9 de junio de 1942, para vengar su muerte, los alemanes perpetraron una represalia aterradora: el punto de mira se puso en Lídice, situada a 20 km de Praga. La localidad fue incendiada y los edificios destruidos, si siquiera se salvaron los cementerios (los restos mortales fueron exhumados y arrojados a una hoguera. Incluso, todos los animales de la aldea fueron aniquilados. 340 personas del pueblo murieron a causa de esta barbarie (solo 153 mujeres y 17 niños volvieron después de la guerra).
El pueblo fue reconstruido en 1949, en un área contigua a la original, donde se exhibe el conmovedor monumento a las víctimas.


                                           Lídice, antes de 1942





                                         Lídice, después del 9 de junio de 1942


Marie  Uchytilová comenzó en los años sesenta, sin seguir ningún encargo, sólo a partir de una necesidad interna de trabajar en el monumento de los niños de Lidice. Junto a su esposo el escultor, Jiřím V. Hamplem modeló poco a poco hasta su muerte una estatua simbólica de cada uno de los 82 niños muertos en la destrucción del campamento polaco de Chelmno.

Quería un gran grupo de esculturas pedestres fundidas en bronce para instalar en Lidice, pero ella no disponía de los recursos suficientes para poner en práctica la costosa empresa. Buscó el apoyo de la ayuda estatal, pero el régimen comunista no mostró ningún interés en el monumento. Las ayudas tendrían que venir del extranjero. La muerte de su esposo le dejó sin fondos, pero quería que el Monumento en Lidice no cayese en el olvido. A través de pequeñas donaciones se pudo hacer cada una de las figuras de forma individual en bronce. A mediados de los años noventa llegó una donación inusualmente grande de la localidad danesa de Albertslund , lo que significó un punto de inflexión en la puesta en práctica del proyecto.

Las primeros treinta estatuas fueron instaladas en Lidice, en 1995, y las últimas diez se presentaron en junio ​​2000 , treinta años después del inicio del trabajo y once años después de la muerte de la autora. La escultura está orientada para que los niños puedan ver la tumba de sus padres, abuelos y amigos.











                          




   


miércoles, 3 de junio de 2015

MISTERIOSO ASESINATO EN CASA DE CERVANTES de JUAN ESLAVA GALÁN

 

   Sinopsis: A las puertas de la casa de Miguel de Cervantes ha aparecido el cadáver del hidalgo Gaspar de Ezpeleta, al que han apuñalado. Una vecina beata acusa al escritor y a sus alegres hermanas, las Cervantas, de estar implicados en el asunto y acaban encarcelados. La duquesa de Arjona, gran admiradora de Cervantes, requiere los servicios de la joven Dorotea de Osuna para que acuda a Valladolid e investigue el caso, conocedora de sus habilidades en este campo.
   A través de la investigación detectivesca de Dorotea para defender la inocencia del autor de El Quijote asistimos a un retablo de la España del Siglo de Oro: un país agotado por las guerras, anegado de clases ociosas e improductivas, nobles y clérigos, lleno de prejuicios, con una legión de mendigos, veteranos de guerras tullidos, pícaros, busconas y criadillos. Una auténtica corte de los milagros en la que la mujer se rebela y lucha denodadamente por escapar del papel secundario al que la sociedad la relega.

   Opinión personal: Indudablemente, Eslava Galán es una de las mejores plumas del actual panorama literario español. Su dominio de la lengua patria es más que notable en este libro. Términos olvidados o prácticamente perdidos se suceden a lo largo de todo el relato, escrito con toda la floritura del lenguaje de los siglos XVI y XVII. Sin embargo, no hay que asustarse, ya que es de amena y fácil lectura.
El hecho central en el que se basa la historia es verídico. No hay ningún personaje que el autor se haya inventado, porque unos son reales y otros sacados de las novelas de Cervantes. Este último caso es el de la protagonista, Dorotea (que adopta según convenga a su labor de pesquisidora, la identidad del caballero Teodoro). Es este el personaje que menos me ha llegado. Su discrección, que creo que no es tal, llega a rallar en la sosería. Sin embargo el resto de los personajes son muy ricos en matices y aparecen llenos de vida: El estoico Cervantes, sus alegres hermanas, sobrina e hija, el pendenciero pero legal a su manera Chiquiznaque, el mezquino alcalde Villaroel, la elegante y piadosa duquesa de Arjona,el sinvergüenza pero caballeroso Duque de Lerma y toda una serie de criadillos pícaros y superviviente, alcahuetas, clérigos y demás animalario de la época.
Lo que no hay duda, es que las mujeres protagonistas son fuertes, luchadoras e intentan sobrevivir dignamente en un mundo que las relega a la casa o al convento. A veces, no tienen otro remedio que recurrir a su condición femenina para urdir tretas que les permitan conseguir lo que quieren; pero en aquellos tiempos, cualquier tipo de rebelión contra la dominación del hombre se ve más que meritorio con nuestros ojos de mundo contemporáneo
Merece la pena leerlo por lo entretenido de la historia y hasta por lo surrealista que resulta que se trate de un hecho que sucedió y sobre todo, por lo maravillosamente escrito y documentado que está. Juan Eslava Galán nunca decepciona.