sábado, 30 de julio de 2016

Eslogan, by Lara



No  destacaba especialmente por su vena filosófica-creativa, aunque le gustaría. De hecho envidiaba profundamente a la gente que iba con una frase por la vida, con un eslogan definitorio de cuánto en la existencia le había ocurrido. Ella envidiaba a esa gente que era capaz de definir su vida en un oración, pum y se ha acabado. ¿Cómo era posible? Vale que su vida no había sido la más agitada del mundo, pero se creía merecedora de al menos unas palabras bien situadas.  

“La sonrisa mueve montañas” había escuchado una vez de la boca de una mujer con la que había trabajado en una tienda de tés del centro. Al principio le convenció; cierto es que la sonrisa implica cierto grado de felicidad y que cuándo estás feliz eres capaz de hacer más cosas. ¿Pero y la tristeza? ¿Acaso no mueve montañas también? Recordaba cómo su amigo, tras el fallecimiento de su abuelo con el que había vivido toda la vida, se había envalentonado e ido a vivir a Singapur para formar una empresa de conservas. Y ahí sigue, vendiendo anchoas en escabeche a los asiáticos, mientras ella escucha a clientes cansados de su línea telefónica.
No, definitivamente esa frase no era para ella.
“El cielo es el límite” le había visto tatuado a un chico en la pantorrilla mientras esperaban juntos en un banco de la estación del metro. No es que ella fuera una intrépida de la vida, pero tampoco era de esas personas que le gustaba quedarse en su zona de confort. Quizás ahí estaba su frase. No obstante… ¿realmente el cielo es el límite? De ser así, no entendía muy bien a qué venía tanto estudio de los planetas desde su más tierna infancia (Mercurio, Venus, Tierra…).En el cielo no se acaban las cosas, hay posibilidades más allá de las nubes. O quizás es que el chico de la pantorrilla se conforma con llegar al cielo y ya está.
No, esa frase no era para ella.
            “Que tus sueños sean más grandes que tus miedos” había visto escrito con tippex en una pared, seguramente fruto de las manos de algún adolescente. Ella no era de tener muchos sueños…ni miedos realmente. Los unos porque se veía incapaz de tal nivel de abstracción y los otros porque no les encontraba sentido alguno. Lo cual a veces le generaba hasta cierto sentimiento de círculo vicioso. No hablemos entonces de las dimensiones que pueden alcanzar ambos elementos, si es que es posible medirlos, cosa que dudaba.
            No, aquella tampoco era para ella.
Hasta los sobres de azúcar le recordaban que todo objetivo era conseguir un eslogan vital que llevar por bandera. Incluso carpetas y libretas de las librerías le contaban cosas sobre la felicidad y el buen hacer en forma de palabras. Había empezado hasta a ver cierto contenido intrínseco en el “Cierre antes de salir” o en el “Propaganda aquí” que enmarcaban la entrada del edificio dónde vivía. Hasta su edificio tenía eslogan.

Y así se pasó la vida, buscando una frase, una oración, unas palabras que decir a todas las personas de su alrededor de manera orgullosa y firme; olvidándose de disfrutar de los momentos de felicidad, de tristeza, de amistad, de familia, de estrés, de calma, de estudio, de trabajo, de vacaciones, de prisas, de meditación, de valentía, de fracaso, de miedo, de ganas…de vida. 


miércoles, 20 de julio de 2016

Retrovisor lector (III), by Lara

Bendito verano que siempre llegas para agilizar las lecturas. Que si la playa, que si la mediamañana, que si la mediatarde, que si antes de cenar, que si antes de dormir...horas libres everywhere. Y es que, aunque estoy a punto de finalizar mi propósito de leer la saga de Harry Potter (al fin, sí, soy y voy retrasada), entre medias siempre hay hueco para algún que otro libro!Y aquí presento dos de los últimos que he leído y que no pueden ser más clasicotes:

1- Grandes esperanzas- Charles Dickens (1861)

"Narra la historia de Pip, un joven huérfano y miedoso, cuyo humilde destino se ve agraciado por un benefactor inesperado que cambiará el sino de su vida y hará de él un caballero. Una maravillosa novela de aprendizaje y una magistral galería de protagonistas que trazan un acabado retrato de época, al mismo tiempo que una honda reflexión sobre las constantes de la condición humana. La realidad de la vida cotidiana en Inglaterra y la fantasía se dan la mano, mostrándonos un mundo extraordinariamente humano y detallista y una peculiar psicología de los personajes..."
*¿Merece la pena? Sí.Ya no sólo fundamentándose en la idea de que es un clásico (status que sólo se adquiere por formar parte en las preferencias de muchos muchos lectores desde el S.XIX), si no en la gran facilidad de narración que nos presenta. Cuenta una historia a lo largo de varios años, con varios personajes, pero, oyes, que no te pierdes en ningún momento. No recomendado para personas que busquen acción trepidante, sí recomendado para gente que le gusten la historias de vida.

2- El guardián entre el centeno- J.D.Salinger (1951)

 "Las peripecias del adolescente Holden Cauldfiel en una Nueva York que se recupera de la guerra influyeron en sucesivas generaciones de todo el mundo. En su confesión sincera y sin tapujos, muy lejos de la visión almibarada de la adolescencia que imperó hasta entonces, Holden nos desvela la realidad de un muchacho enfrentado al fracaso escolar, a las rígidas normas de una familia tradicional, a la experiencia de la sexualidad más allá del mero deseo"
*¿Merece la pena? También. A diferencia del libro anterior, el guardián entre el centeno nos ofrece una historia de vida, digamos, más light. Aunque lo light no lo debemos tomar literalmente puesto que nos ofrece el discurso de un adolescente sin tabúes, sin miramientos y tratando todo tipo de temas (fracasos, sexo, familias rotas, alcohol...de todo menos el mundo de los Teletubbies, vaya).