Bueno, hace un rato, estaba escribiendo una entrada monísima para este regreso al mundo del blog, pero, por lo que parece, el karma no perdona, y no sé como....se me borró todo!! (Está bien, blogger.com, nunca tardaré tanto tiempo en actualizar, he captado la indirecta).
Lo dicho!!He retomado mi faceta de escritora de 3 al cuarto y he decidido finiquitar, de una vez, las entradas perteneciente al viaje a Budapest (no aplaudáis todos a la vez por favor. Gracias!)
¿Por dónde íbamos...?Ah, sí, amanece el 4º día; a primera hora, y como siempre, damos un paseo a orillas del Danubio; esta vez para dirigirnos al Parlamento (todo un símbolo de la ciudad). Previamente habíamos concertado por internet una visita guiada en español (idegenforgalom@parlament.hu). No es necesario, pero supuestamente te ahorras esperas (supongo que será así en temporada alta. En Noviembre...no lo tengo tan claro)Importante saber que, aunque tengas la confirmación que te mandan por e-mail impresa, has de ir a la taquilla a sacar las entradas. Según se mira la entrada del Parlamento de frente, a la derecha, nos encontramos con...¿
una cola de gente?¿una masa informe de personas?¿una algarada?...no sé como definirlo; todo el mundo estaba esperando a que un amable "señor armario-ropero" que parecía un ex-agente de la KGB nos dejara pasar a la taquilla (puerta X). Nosotras éramos 4 y solo dejaron pasar a una con la documentación de todas para conseguir las entradas; no sé a qué venía tanto lío, ya que la entrada es gratuíta para todos los miembros de la Unión Europea. En fins!no había remedio que pelearse con el resto de turistas para que el "Señor KGB" nos hiciera caso (parecía una subasta de pescado aquello)
Una vez llegó nuestra guía, entramos en el edificio pasando, nosotras por detectores de metales y nuestro bolsos por un Scanner; muy seguro todo, pero un coñazo! Ya dentro, comienza la visita; nuestra guía hablaba un perfecto castellano (mejor que nosotras me temo) y se explicaba a las mil maravillas. Se pueden sacar fotos con flash en todas partes excepto en la Sala de la Cúpula, donde está la Corona Real (el símbolo más importante de Hungría). Visitamos también la Cámara Alta (en desuso desde hace décadas); se nos van aportando pequeños datos de la historia del país (sin llegar a agobiar) y descubrimos que tienen muy abiertas las heridas dejadas por la II Guerra Mundial (estuvieron en el bando perdedor)
Al salir, nos regalaron a todos unas postalillas con la imagen del Parlamento (que majos estos húngaros!)
Directamente nos dirigimos andando a ver el monumento en honor a los judíos asesinados en el Danubio por los nazis (escalofriante)
Cuando los nazis capturaban y asesinaban a judíos en Budapest, les mandaban quitarse los zapatos antes de arrojarlos al río (ya que en aquella época el calzado era muy caro). Y en eso consiste el homenaje, en una larga hilera de zapatos de bronce situados a la orilla del Danubio, esperando a que sus dueños vuelvan a recuperarlos.
Con los pelos todavía como escarpias, cogimos el Tranvía nº2 (el más turístico de todos, ya que va bordeando el río). No sé si ya lo mencioné, pero los billetes del tranvía, metrobús y trolebús son los mismo y hay que acordarse de tickarlos a la entrada (en las máquinas naranjas), tienen una validez de 60 minutos una vez marcados.
Nos bajamos en Marcius 15.tér y nos dirigimos a la Sinagoga, esta vez con la firme intención de verla por dentro; pero..oh!sorpresa!Lo que antes era gratis según todas las guías, ahora ya no lo es. La entrada más sencilla (templo + patio) son 1900FH!!!Con toda la pena de nuestro corazón, nos negamos a pagar tal cantidad (modo tacañonas ON).
Bordeamos la Sinagoga y descubrimos que el cementerio judío y el patio se ven perfectamente desde fuera (estaba todo fríamente calculado).Admiramos otro monumento-homenaje a los judíos húngaros muertos durante de Holocausto: El Árbol de la Vida (un sauce metálico, en cada hoja del cual está escrito el nombre de un judío deportado del guetto de Budapest al campo de exterminio)Como podéis observar por la foto, no hace falta pagar entrada para verlo, a través de la verja, hay una vista perfect (vírgenes del puño, lo sé)
Lo siguiente es callejear por el Barrio judío, lleno de pequeños comercios con sus estrellas de David y si nombre hebreos. Está todo bastante derruido y dejado; con grandes edificios venidos a menos; pero aún así, ese ambiente extraño y triste es bonito.
Después de comer, comprar y tomar los cafeses pertinente, nos vamos al muelle para coger el barco que nos dará un paseo nocturno por el Danubio. Los precios y los servicios que te dan, según las compañías varían bastante. Nosotras, para seguir con nuestro estilo, escogimos la más cutre (estoy segura). Fueron unos 9 euros por cabeza.El ticket tiene una validez de 24 horas, y puedes hacer 2 viajes (uno de día y otro de noche). En todo Budapest te vas a encontrar vendedores de todas las compañías vendiendo billetes, no agobiarse. Pensábamos que nuestro barco tenía guía en español, pero....iba a ser que no!La megafonía no hacía más que escupir palabruchas en inglés y en húngaro.Pero bueno, a pesar del idioma y el frío...mereció la pena, las vistas son preciosas y te aseguras 1h de total relax y reposo.
Para finiquitar el día, callejeamos algo más por la ciudad (nunca se cansa uno) y acabamos de comprar souvenirs; entre ellos, unas botellinas de Unicum, licor típico húngaro (junto con el palinka) cuya receta es secreta y solo pertenece a una familia. La verdad es que se parece y mucho al Jägermeister.
Bueno!!!y todo llega a su fin!!Nos tocaba descansar e intentar hacer de nuevo el equipaje con el doble de cosas (creo que soñé toda la noche con que la maleta no me cabría en el estúpido cajón de Ryanair).
Al día siguiente cogimos el vuelo de vuelta a Barcelona a una hora intempestiva (mundo compañía de bajo coste). Y como teníamos que pasar varias horas en el aeropuerto hasta coger nuestro vuelo a Ranón...¿sabeis que hicimos??...Pues montar en un tren a la Ciudad Condal e irnos a tomarnos unos cafeses!!!Como no!
Espero que la lectura de este viaje no se haya hecho pesada. La verdad es que nosotras nos lo pasamos pipa! Definitivamente Budapest es una ciudad que merece la pena conocer y disfrutar. Aprovechar!!que el turismo todavía no es masivo!
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