Con esperanzas (que nunca se pierden), nos fuimos a la parada de metro de Moyúa (precio billete simple: 1.70 euros), para ir a visitar el Puente de Bizcaia (también llamado de Bilbao...de Portugalete...y yo que sé más!). Nos bajamos en la parada de Areeta en Getxo.
Dando un pequeño paseo bajo una lluvia inclemente, llegamos al famoso puente colgante (no tanto como el de Cangas del Narcea, Ejem!). Patrimonio de la Humanidad desde 2006, este ingenio metálico fue único en el mundo en su época de construcción; con un sistema de cables, una cabina "flotante" hace el recorrido que cruza el río Nervión 24 horas al día, 365 días al año. Por solo 40 céntimos puedes cruzar de Getxo a Portugalete.
Antes de cruzar, paramos a tomar un café. Llovía por todas partes y no teníamos claro que hacer (respira...respira...respira...) En un arranque de valentía nos metimos en el transbordador e intentamos turistear por Portugalete. IM-PO-SI-BLE. Luchando contra los elementos subimos hasta la basílica de Santa María (no tengo muy claro que este sea el nombre exacto...) y la Torre de Salazar. Allí el paraguas de Cris se dio por vencido (DEP querido amigo). Desorientadas bajo tormenta, pillamos de nuevo el metro y regresamos al centro de Bilbao. Dedicamos la mañana a compras; poco más se podía hacer. En torno al mediodía, decidimos comer como señoras en un restaurante cerca de nuestro apartamento (La Mary) (menú del día muy amazing por 10,30). Después de una comida sosegada y tranquila, nos tocaba otro café. Decidimos probar la cafetería de la Alhondiga (ya sabéis, el Azkuna Zentroa). Por si no nos bastaba con el día de mier..... que nos había tocao, van y nos cobran por un café con leche 1,60 euros (ganas de matar aumentando).
Para las siete de la tarde, nos habíamos apuntado para hacer la visita guiada y gratuita al Azkuna (lunes y martes a las 19:00 en castellano). Una hora de visita por todos los rincones del edificio donde "te venden" y muy bien todas las maravillas del centro cultural. Como se gustan estos vascos chico!.
Ya por la noche seguía diluviando, así que aprovechando que era el día del espectador, nos fuimos a los cines Golem (dentro del mastodóntico edificio) a ver El guardián invisible, que no transcurre en el País Vasco, pero casi (sí, seguimos esa clase de razonamientos.jajajaja)
NOTA: en la película también está lloviendo to el rato (supermetidas en situación estábamos)
Aquí dejo el trailer, por si gustáis. Muy entretenida, aunque debo decir que soy más fan del libro (casi siempre pasa)
Y para cerrar esta entrada donde, para que engañarnos, no cuento mucho sobre turismo, comparto una canción que creo que encaja bien con el día.jajajajajaja. Hasta la próxima!