jueves, 10 de agosto de 2017

VIAJE A BILBAO: Museos bajo la lluvia

Menudo día!!Amanecía en un Bilbao cubierto de nubes grises y con un xirimiri que nos acompañaría durante toda la jornada. A primera hora y con un positivimo que claramente nos iba a abofetear en la cara, nos fuimos caminando hasta el Mercado de las Flores (cruzando el puente de Ayuntamiento). Con la "maravillosa" mañana que nos acompañaba, todo se veía un poco triste la verdad. Pero nosotras...nada!Avanti con la vida. Directas a ponernos a cubierto en los soportales de la Plaza Nueva, allí nos encontramos gente cambiando cromos (niños y adultos), puesto de libros de segunda mano, de discos, de cachivaches varios, de pins, de pájaros...un sin fin de cosas.
Ay!que me los quitan de las manos!
Modo Tim Burton
Dadas dos o tres vueltas a los puestos de la plaza, hicimos parada en una cafetería llamada d.bellota (café a 1 euros señores!!).
Repuestas y haciendo frente a la lluvia, subimos los 213 escalones que parte de la plaza de Unamuno y llegan a la inmediaciones de la Basílica de Begoña, conocida popularmente como la amatxu. Sorprendidas de la cantidad de gente que había en misa.
Bajando como balas (dónde va a parar bajar en vez de subir!!), nos dirigimos a la Catedral de Santiago (pse!ni fú ni fá). He de aclarar que después de ver a lo largo de nuestro viajes unos mil millones de iglesias, templos, catedrales...igual tenemos perdida la perspectiva. Callejeando por el antiguo, llegamos al Mercado de la Ribera, que siguiendo la moda vigente, tiene su zona de restauración "modo pijo". Con un gran ambiente (en el que tal vez influyó la retransmisión de un partido del Atletic vs. Real Sociedad) y una oferta reducida pero resultona, encontramos una mesa para tomar un par de vermuts (marianitos creo que se llamaban. A 2,50) un zurito (el corto de cerveza de toda la life. A 1,20) y un par de pintxos (a 1.80 la unidad).
Dedicamos lo que nos quedaba de mañana a callejear y buscar donde comer; labor difícil, ya que medio Bilbao debía estar tomando cañas y pintxos por el casco viejo (estúpido fútbol!). Después de varias intentonas de encontrar sitio y de caminar bajo una lluvia inclemente (nuestro buen humor se iba esfumando), decidimos volver al mercado y comer allí. De lujo todo!(Gracias karma) (Recomendación personal: las rabas de calamar fritas son para probar. Nam!)
Siguiendo la ribera del Nervión, nos fuimos hasta el Guggenheim. La entrada normal son 13 euros (audoguía gratuíta e imprescindible) y, aunque no esté indicado en ningún lado, la gente en paro entra gratis (nunca olvidarse de la tarjeta del INEM). Estaría bien indicar en algún lugar estas cosas amigos vascos!
Pollock, el cuerdo



mi favorito

El edificio es impresionante, tanto por dentro como por fuera y las exposiciones...bueno...hay de todo; unas cosas no gustaron más...otras no las entendimos...otras nos dejaron sin habla...Te guste o no el arte moderno, visitar este museo es uno de los imprescindibles. Yo, personalmente, me quedo con la obra de Richard Serra (7 megaesculturas metálicas donde perderte y desorientarte) y los cuadros de Anselm Kiefer (me compré una lámina de un cuadro de este señor y to)
Al salir del Guggenheim, nos pilló una tromba de agua que ríete tú de los monzones selváticos; como pudimos llegamos a una cafetería situada en el Campo de los Ingleses (café con leche a 1.80!!porque estábamos desesperadas de la vida, que si no...) Viendo que amainaba algo el temporal, decidimos aventurarnos al exterior e ir al Museo de Bellas Artes (los domingos de 15:00 a 20:00 la entrada en gratis.Búpili!!). Aquí pudimos disfrutar a una exposición temporal de Renoir (muero de amor!!) y del gran catálogo de pinturas que aloja el museo. Juraría que la entrada normal cuesta 9 euros.
Tranquilamente y agotadas (17 kilómetros andados pesaban en nuestras piernas) nos fuimos dirigiendo hasta casa; eso sí antes hicimos una parada en "nuestro bar de confianza", la Sausería, a tomar unas cañas y unos pinxos (Aúpa!!)
Si al final.....el día estuvo genial.



















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