Ya casi ha pasado un año desde nuestra visita a Budapest, y como siempre por estas fechas nos planteamos hacer un viaje relámpago a alguna ciudad europea (a alguna donde vuele una compañía aérea barata vamos!). La elegida en esta ocasión fue Lisboa; los vuelos que ofrecía Easyjet desde Ranón eran una golosina.
Como en el anterior viaje,esta vez también escogimos de alojamiento un apartamento,ya que habíamos quedado muy contentas con la experiencia anterior. El elegido fue Lisbon Centre Apartments Complex; un alojamiento sencillo y baratuco en el centro. Para una escapada fin de semana totalmente recomendable. Eso sí, no hay que dejarse llevar por el aspecto que presenta el edificio por fuera ni el portal. En la ciudad lusa el aspecto cochambroso de los edificios está totalmente "in".
Directamente desde Ranón llegamos al aeropuerto de Lisboa (Portela) en torno a las 16:20 (ya sabeis, la hora allí va como en Canarias; no es tanto como para tener jetlag, pero sí lo suficiente como para andar desorientada temporalmente un buen rato).
Desde el año 2012, hay una línea de metro (la roja o vermelha) que conecta el aeropuerto con la ciudad. El precio del billete simple es de 1.40 euros.
Lo que todo el mundo recomienda y nosotras hicimos fue comprar una tarjeta recargable (0.50 euros); la más adecuada es la "7 colinas" o la "Viva viagem". Con ellas te puede mover por toda la red de transportes públicos de Lisboa, incluso subir a los elevadores o montar en el ferry. Recargarla para 24 horas son 6 euros y el tiempo empieza a contar desde la primera vez que la tiques (dato importante para sacarle el máximo rendimiento). Las tarjetas se recargan en las estaciones de metro y en las Casas da sorte (administraciones de lotería de toda la vida)
Cogiendo el metro llegamos a nuestro apartamento en un periquete. Esparcimos nuestras cosas por las habitaciones y baño y salimos a echar un primer vistazo a la ciudad. Ya estaba anocheciendo y la buena temperatura, además de la iluminación nos hizo disfrutar del paseo por la Praça dos Restauradores, de la vista de la Estación de Rossio (Praça Dom Pedro IV) ,de la belleza del Elevador de Santa Justa y del ambiente nostálgico de la Praça do Comercio.
Por una vez en nuestra vida, en vez de visitar un país cervecero, visitamos un país cafetero!!!!Así que, localizamos una cafetería atrayente en la plaza de Rossio (El café Nicola, en su día muy frecuentado por escritores y artistas) y nos pedimos 4 bicas (café pequeño cortado).Buenísimo!
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