lunes, 27 de noviembre de 2017

VIAJE A ROMA: de Barberini a San Calisto

Amanece nuestro primer día completo en Roma y a primerísima hora salimos del apartamento para coger el bus que nos llevaría a la Piazza Barberini, desde donde se iniciaba uno de free tours que habíamos reservado. Nuestra intención era pillar el bus nº63, pero con lo caótico que es servicio de transporte público de la ciudad, no lo conseguimos; así que fiándonos de nuestro gran amigo Google Maps, cogimos al final el 62 (así, ¡a lo loco!!). A partir de aquí, no voy a mencionar los transportes que fuimos usando en Roma, porque hay mil combinaciones y lo mejor es ir mirando por el móvil cual es la que más nos conviene.
Es importante comentar que en la capital italiana no existen los Tour de Sandemans; nosotras reservamos en https://www.freetourrome.com/es/ Aunque supuestamente son gratis y solo pagas la voluntad, al reservar tienes que pagar 2,50€ por persona. Si no has hecho la reserva, tienes que hacerlo in situ desde el móvil (son bastante quisquillosos con el asunto)
San Ignacio de Loyola
¡Bien!¡Comencemos! La visita guiada comienza en la ya mencionada Piazza Barberini, donde ya empiezas a ubicarte con las grandes famiglias romanas, los Papas, Bernini, Borromini y su madre querida. Pasamos por la Fontana de Trevi, la columna de Marco Aurelio (el Emperador que muere al principio de Gradiator. Dato superimportante.jajajajaj), el templo de Adriano, la Iglesia de San Ignacio de Loyola (que nos encantó, todo sea dicho.Un ejemplo perfecto de postureo low-cost. ¡Y venga trampantojos y efectos 3D!) y el Templo de Agripa (¿qué decir?IMPRESIONANTE!. ¿Se nota que estoy enamorada de este sitio?)
Foto estratégicamente sacada para que no se vea que estaban en obras.













Acabamos en la Piazza Navona, donde (¡maldita sea nuestra suerte!) estaban rodando un anuncio navideño, por lo que estaba casi toda cerrada y semicubierta de algo que imitaba a la nieve (Duda: ¿nieva en Roma?).
Al terminar necesitábamos un café desesperadamente, así que nos fuimos al Sant'Eustachio il caffè (Piazza di San Eustachio,82). Lugar superconocido y reconocido donde los capuccinos y el latte macchiato  están a 1,80€ (¡Ojo!¡En barra!. Que si los tomas en la terraza, te calcan un suplemento de 2,50 por consumición.¡Ole, ole y ole!). A parte de esta política de precios, también nos sorprendió que los cafés ya vinieran con el azúcar incorporado y con una densa capa de espuma. Si morres de la fame, tienen también bollería casera muy rica (damos fé)
Oliñas veñen
Ya recompuestas, volvimos a la Fontana di Trevi a echar nuestra moneda . Intentamos emular a Anita Eckberg en la Dolce Vita, pero con tanto turista...va a ser que no (¡¡Marcello!!¡¡Come here!!)
Paseando cual chifladas, llegamos al Monumento a Vittorio Emanuele II (!peaso de cacho edificio¡)
Que si sacamos una fotos, que si hacemos un boomerang, que si hay que subir todas esas escaleras....echamos un buen rato. Ya iba tocando ir a comer, así que nos dirigimos a tiro fijo a un restaurante con muy buena fama, La Montecarlo (Vicolo Savelli, 13); eso sí, de camino pasamos por el Area Sacra (Largo di Torre Argentina), ruinas romanas del tiempo de la República a las que no se tiene acceso, pero que se pueden admirar desde el exterior (la zona está repleta que gatos, que viven plácidamente entre las ancianas piedras).
Cuatri platis di pasti
Aterrizadas en el restaurante, no encontramos sitio en la terraza, pero en un periquete nos encontraron acomodo en el interior. Nada más sentarnos, nos dimos cuenta que se respiraba caos italiano por todas partes: camareros atareados llevando bandejas repletas de platos de pasta, mesas tan juntas que puedes compartir conversación con los vecinos, gente sentada, de pie, buscando sitio, levantándose para irse...todo esto aderezado de una buena dosis de expresiones italianas.La Montecarlo es muy conocida por sus fritos, pero como no nos apetecía mucho, nos tiramos a la pasta. Raciones muy abundantes y ricas que se mueven entre 8 y 10€. La botella de agua de 1.5l. a 2.50€ y los postres a 4€, aunque a nosotras nos lo dejaron en 3 para redondear la cuenta (!muy majos!). Por cierto, en vez de ticket, los camareros escriben los precios en el mantel! (!quedamos muy locas¡)
Recargadas  las pilas, nos fuimos a la Piazza del Popolo (antigua entrada de Roma). Subiendo cual cabras por el monte, llegamos a los jardines de Pincio donde hay unas grandes vistas de la plaza y de la ciudad. La luz a esa hora era preciosa y disfrutamos mucho de ese ratín.
Párate un rato y respira

Bajamos andando por el viale de Trinità dei Monti y arrivamos a las escaleras de la Piazza Spagna. Gente y más gente con el culo plantao en sus centenarios escalones. Nos intentamos hacer una foto homenaje a Gregory Peck y a Audrey Hepburn que quedó bastante resultona (no parece que tuviéramos a miles de personas alrededor). Vista la Barcaccia (fuente escultórica de Bernini a los pies de las escaleras), se nos planteó una duda existencial (ya íbamos cansadas): ir a la Cripta de los Capuchinos o volver a la Piazza de Barberini para ver la zona gratuita del Palacio con el mismo nombre. Como de la cripta teníamos opiniones encontradas y teníamos que caminar más, ganó la segunda opción. ¡ERROR!Por una extraña razón nos costó un triunfo encontrar la entrada (dato para navegantes: no está en la plaza) y al encontrarla...¡bah!los jardines son más bien feúcos y del edificio no se atisba mucho.Teníamos que haber ido a los capuchinos. Para la gente culta, he de decir que aquí está una de las ubicaciones de la Gallerie Nazionali d'Arte Antica.
Ya no podíamos más, después de media hora esperando el p--- bus, por fin conseguimos subirnos a uno y retornar al Trastévere (es lo único malo del barrio, que queda un pelín a desmano). A pesar del agotamiento, todavía juntamos fuerzas para entrar en una librería a golismar y a comprar algo (lo nuestro con la librerías ya se está convirtiendo en un problema). Al llegar al apartamento, nos lanzamos directas a los sofás a poner los pies en alto (¡que dura es la vida del turista!).
Descansadas, duchadas y reestablecidas, salimos de nuevo (si es que...); tocaba ya tomar algo en "nuestro" barrio. Con la ventaja de ir con recomendaciones de gente que conoce muy bien la ciudad (¡Gracias Yas!), nos fuimos directas al Bar San Calisto, en la plaza con el mismo nombre.Gran ambiente y Peroni de 33cc a 1.50€; eso sí, lucha de gladiadores para pillar mesa en terraza. Pero...¿¿qué somos??¡¡Asturianas!!. Con una mesina muy amazing y con un grupo de música en directo en la plaza, tomamos ahí unos algos que supieron a gloria. (Nota: este bar sale en una preciosa escena de la película La gran belleza)





Súbete la bragueta (lo siento)
Para cenar, y también por recomendación, elegimos la pizzería Dar Poeta (Vicolo de Bologna, 45). Pizzas muy baratinas (entre 8 y 9.50€) y caseras al estilo romano (masa fina). ¡Muy ricas!. No confundir con un pequeño local con el mismo nombre donde te venden pizza al taglio (en porciones).
 Poco más me queda por decir de este gran día. Como pudimos regresamos al apartamento para descansar y hacer la digestión. Ave, Caesar, morituri te salutant.

¿Y con qué película ilustro el día de hoy? Pues...como no puede ser de otra manera... La Dolce Vita (Federico Fellini, 1960). Marcello Rubini (Marcello Mastroiani), es un periodista de la prensa rosa, que se dedica a compartir tiempo y espacio con la alta sociedad romana. Desencantado y hastiado, se va encontrando con todo tipo de personajes de esta élite social.
Inolvidable la escena (ya mencionada) de Anita Eckberg dándose en baño en la Fontana de Trevi.

Película para tomársela con calma y sosiego. Una de esas imprescindibles de la Historia del cine.


Como anécdota, menciono que la palabra paparazzi, proviene de esta película. Ya que un fotógrafo amigo del protagonista se llama Paparazzo.Como siempre, entretengo a la vez que educo.

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