viernes, 15 de mayo de 2015

COUTO MIXTO, REPÚBLICA INDEPENDIENTE DE SU CASA



                                        



España y Portugal, dos países que parecen estar más lejos de lo que la lógica geográfica nos muestra (los españoles somos un poco de aquella manera y no conocemos demasiado a nuestros vecinos, situación que no es tan recíproca). Las relaciones entre estos dos Estados están plagadas de anécdotas de lo más variopintas y hasta esperpénticas; pero la que se lleva la palma es el caso del Couto Mixto.
Entre los siglos X y XIX, este pequeño territorio, localizado entre Galicia y Portugal, constituyó una parcela independiente, una especie de territorio de nadie y a la vez de todos. 

 Los inicios son más bien confusos. Según Luis García Mañá, ex Jefe Superior de la Policía de Galicia y Presidente de la Asociación de Amigos do Couto Mixto, la historia de este territorio tiene su origen durante la independencia de la Corona de Portugal y, a su vez, en el reparto de los pueblos y villas fronterizos con el Reino de Castilla, que quedaron en una situación política bastante ambigüa.

El Couto estaba formado por las localidades de Santiago de Rubiás, Meaus y Rubíás (la más cercana a Portugal). Era como una pequeña Andorra, en un lugar perdido de la provincia de Orense, entre Verim y Ximzo de Limia, lindando con Portugal. Pero claro, el territorio no era tan rico como el de nuestros vecinos Andorranos, por lo que gobierno español y portugués no debían ver la necesidad de disputarselo para exprimirlo económicamente, así que iban dejando la cosa pasar.

                                               Santiago de Rubiás

                                                Meaus

                                               Rubiás

Los vecinos eran los que se veían beneficiados de esta indiferencia. Estaban exentos de pagar impuestos y podían elegir libremente la nacionalidad española, la portuguesa, o ser ciudadanos del propio Couto. Tampoco tenían obligación de servir en un ejército y estaban autorizados a utilizar armas en cualquier situación. Un aspecto muy importante de estos privilegios era el denominado "Camino Privilegiado", que era un sendero de unos 6 kilómetros de largo que conectaba las tres aldeas y que se extendía hasta la población portuguesa de Tourém. Estaba libre de cualquier control policial por parte de los estados limítrofes y en su recorrido no se podía incautar contrabando ni detener a nadie. Debido a esta última característica, el Couto Mixto era un refugio y un asilo habitual para los perseguidos por la justicia —siempre que no fueran delitos por homicidio—, algo que causó una gran controversia. Supongo que aquellos lugareños eran tan pobres como el resto de habitantes de la Península Ibérica, pero al menos gozaban de una libertad que los demás no tenían.
Esta pequeña república se regía por las disposiciones de sus vecinos. Un juez era elegido por ellos como máxima autoridad gubernativa y estaba auxiliado por tres hombres de cada aldea (hombres de acuerdo) y un "vigairo" de mes, el agente ejecutor. El juez residía en Santiago de Rubiás y tenía en su poder las tres llaves que albergaban los documentos más importantes de la independencia del Couto. Las otras dos eran custodiadas por ciudadanos de Meaus y Rubiás. Para abrir el arca que las albergaba se preparaba una ceremonia en la que tenían que estar presente los tres portadores y cuatro habitantes de cada aldea.
Desde hace años, se intenta revivir la zona y su historia, celebrando a mediados de julio, una ceremonia que rememora este protocolo.


La independencia finalizó en 1868 con el Tratado de Lisboa, tras una dura negociación que duró más de una década. Ya se sabe que los asuntos de palacio van despacio... Las tres aldeas del Couto pasaban a ser parte de España, mientras que los llamados "Pueblos Promíscuos" (Cambedo, Soutelinho y Lama D'Arcos) que estaban en la misma frontera política y cuyas casas podían poseer dos nacionalidades en función de si estabas en el salón o en la cocina, serían territorio portugués.
A partir de entonces, comenzó la picaresca con un fluido contrabando entre los dos países hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX. De Portugal se traía tabaco, medicamentos, jabón, azúcar y sal. Por su parte, los lusos pasaban con los zapatos más inservibles que tenían, adquirían en España calzado nuevo y con el se volvían a su casita dejando los viejos tirados en la primera cuneta que se encontraban.

Sin duda alguna, es una parte de nuestra historia que queda escondida entre "grandes acontecimientos", que en la mayoría de los casos, no se acercan ni de lejos a la originalidad del asunto del Couto Mixto.

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