lunes, 4 de mayo de 2015

LAS HILANDERAS (1665-1660). DIEGO RODRÍGUEZ DE SILVA Y VELÁZQUEZ. Barroco español.


 
 
    Según la fábula narrada por el autor romano Ovidio (Metamorfosis, libro VI,I), Aracne era una joven lidia (Asia Menor) maestra en el arte de tejer, que retó a Atenea, diosa de la Sabiduría, a superarla en habilidad. Esta, consciente durante la competición de la supremacía de la mortal y viendo su burla al representar en su tapiz la infidelidad conyugal de su padre Zeus, convirtiéndose en toro y raptando a la ninfa Europa, convirtió a Aracne en una araña.
 
    Velázquez representó el mito bajo la apariencia de un día cotidiano en la Fábrica de Tapices de Santa Isabel. La fábula aparece al fondo, en el tapiz que cuelga en la pared y donde se ve el rapto de Europa. Ante él, Atenea, vestida con armadura y castigando a Aracne.
Las mujeres que observan el suceso, y que podríamos confundir con clientes de la fábrica, serían en realidad jóvenes lidias testigos del momento. En primer término, las hilanderas representarían el desarrollo del concurso. Atenea hilando en la rueda y Aracne devanando la madeja.
 
    Esta obra ha sido interpretada como una alegoría a la nobleza del arte de la pintura y una afirmación de la supremacía de Velázquez (que toda su vida intentó que se le reconociera su labor intelectual, ya que hasta entonces los pintores eran considerados como simples trabajadores manuales). La complejidad iconográfica elevaría la creación pictórica a la altura de otras artes mejor consideradas en el siglo XVII.
 
 
 

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